Los beneficios de leer

Imagen del perfil de Instagram de Univers del còmic

Se me ocurren otros beneficios como por ejemplo el aumento de la concentración y el fomento del desarrollo emocional, pero seguro que hay muchos más.

Anacoluto

Anacoluto: del griego ἀνακόλουθον anakólouthon; que significa inconsecuente.

Gramaticalmente hablando, un anacoluto es la falta de concordancia sintáctica entre los elementos de una frase.

El anacoluto está estrechamente relacionado con el solecismo: del latín soloecismus, y este del griego σολοικισμός soloikismós; que significa falta de sintaxis.

Por extraño que pueda parecer, el anacoluto es una figura retórica utilizada como recurso literario para reflejar el lenguaje vulgar de un personaje o para explicar una trama que se desarrolla en un entorno popular.

Anacolutos o solecismos muy comunes en español son el laísmo y el leísmo: Les animamos a participar en este concurso (incorrecto) / Los animamos a participar en este concurso.

Otros ejemplos muy típicos son el uso de subir arriba, bajar abajo, entrar dentro y salir fuera.

Foto de Estefanía Alfonso

La que, en mi opinión, es la obra por excelencia de la literatura en español, El Quijote, está plagada de solecismos. Por ejemplo: “Mira [dice Lotario] que el que busca lo imposible, es justo que lo posible se le niegue.” Lo correcto es «Mira [dice Lotario] que al que busca lo imposible es justo que lo posible se le niegue» (El Quijote, I, XXXIII). Esta es solo una de las muchas veces que Cervantes hizo uso de este recurso literario.

«Instapoetas»

Hace un tiempo leí un artículo en un periódico que se titulaba «La nueva poesía se hace en Instagram». Llamó mi atención porque no sabía que había una «nueva poesía», es decir, la poesía existe y es la que es. Otra cosa es la temática, el uso que se le dé o el medio en el que se publique, pero el género en sí no es nada nuevo. De hecho quizás es el género literario más antiguo dado que nació vinculada al canto y se creó para ser recitada y memorizada mucho antes de la existencia de la imprenta y el libro.

Dicho esto, es posible que se trate del género literario que mejor se adapte a Instagram, red social en la que el predomio es claramente de las imágenes sobre el texto, por lo tanto la brevedad en el uso de palabras impera, y este género se presta perfectamente para ello. No quiero dejar aparte que poemas realmente largos, como por ejemplo Beowulf, pero son menos comunes.

Sin duda hay toda una generación de jóvenes nacidos en la era de las RRSS que ha impulsado la poesía en redes como Instagram. Se puede decir que la pionera de este movimiento, por llamarlo de alguna manera, es Rupi Kaur, una paquistaní afincada en Toronto que lleva la friolera de cinco millones de libros vendidos y traducidos a más de treinta idiomas, y varios millones de seguidores en Instagram.

Sus obras Otras menaras de usar la boca y El Sol y sus flores han sido publicadas en España por la editorial Seix Barral. Dichas obras han sido traducidas por la «instapoeta» española Elvira Sastre. Las ventas de estos chicos son la envidia de escritores consagrados.

Hay editoriales que apoyan esta generación de poetas, suelen ser pequeñas, pero han apostado por ellos y la edición de sus obras en papel. Algunas de ellas son Noviembre Poeasí, Ya lo dijo Casimiro Parker y Valparaíso. Esto ha provocado que los grandes grupos editoriales tienten a estos jóvenes talentos, como por ejemplo Planeta, que ha creado colecciones de poemas con diseños pop para atraer a los lectores más jóvenes.

Las editoriales buscan en Instagram esos jóvenes valores, pero ¿no se pierde esa labor editorial de selección de los mejores talentos?

¿Qué hay de la ortografía? Es bien sabido que las RRSS han creado toda una generación de jóvenes que escriben mal, y lo digo así de claro. No respetan las normas ortográficas y realmente es atroz leer este tipo de publicaciones. Sé que si una editorial decide publicar algo de estos jóvenes hay un trabajo de correción detrás, pero entonces ya no es la obre del propo autor ¿no? Es decir, para mí un autor digasmo convencional, tiene cultura y sabe escribir, independientemente de que sus textos gusten o no, escribe correctamente, sin embargo estos chicos nolo hacen (generalmente hablando). Esto me da mucho miedo porque se acerca a esos textos con los que me he encontrado de editoriales de poca monta o incluso de obras autoeditadas. De esta manera Instagram se ha convertido en un buen aliado para las editoriales donde encuentran un caladero en el que pescar nuevos autores apostando sobre el valor seguro del número de seguidores. Esa es, tal vez, una de las grandes faltas que puede achacarse a esta tendencia, pues esta manera de formar un catálogo editorial distorsiona el panorama, olvidando el papel mediador y la labor de criba de calidad que hasta ahora se suponía debía presidir la decisión de publicar a un autor.

En cuanto a la temática, estos poetas hablan de temas personales cotidianos y que atraen a una cultura de masas, la suya. Utilizan un lenguaje coloquial y directo, lo cual es comprensible dado el medio en el que se inician, es más, no los veo teniendo tanto éxito escribiendo de la forma convencional, en la que no tendrían tal nº de seguidores.

No me atrae leer en Instagram, de hecho cada vez esto más alejada de las RRSS, las uso menos conforme pasa el tiempo, por lo que no voy a seguir a estos jóvenes. No niego que algún día caiga en mis manos un libro de estos, pero seguro que no será por mi seguimiento del autor en redes. Y no me encierro en el pensamiento de que no sean buenas obras, que pueden serlo y que ojalá esto sirva para que haya más lectores, se fomente la literatura y se escriba mejor. Si esta es la manera de hacer llegar la cultura a unas generaciones atontadas por las redes sociales, los móviles y demás dispositivos, bienvenida sea.

Los tiempos cambian, es cierto, y cambia en todo y para todos, sin embargo hay cosas que confío en que continúen como hasta ahora y los autores de siempre sigan y surjan más que apuesten por el modo tradicional de publicar libros, ya sean poemarios o de cualquier otro género.

La hora del bocadillo

‘La hora del bocadillo’ es un programa emitido en Radio 3 de RNE dedicado al cómic y la ilustración. Está presentado por Laura Barrachina y se emite los sábados de 16:00 a 17:00.

Este espacio presta especial atención al cómic nacional tocando todos los estilos y géneros con una dosis de humor. Además, habla de exposiciones, de jóvenes talentos y de librerías y espacios culturales que apuestan por este arte, y todo ello amenizado con música.

Para mí ha sido todo un descubrimiento al que llegué por casualidad al estar escuchando otro programa y hallar un podcast de este.

Lamentablemente hay pocos espacios dedicados solo a la cultura, y menos aún a los cómics, por eso me pareció interesante escribir unas líneas en este blog. Y si alguien lo descubre gracias a esto, pues mejor.

Crea lectura

«Crea lectura», así se llama el programa de TV dedicado a la literatura que he descubierto recientemente en La Sexta. No es que quiera hacer publicidad a este grupo empresarial, pero lo del «Compromiso Atresmedia», como ellos lo denominan, también aboga por el fomento de la lectura, y para mí eso es importante, por eso lo destaco. Hay que tener en cuenta que tenemos pocos programas dedicados a la lectura, por eso los que descubro son dignos de mención.

Aunque lo he descubierto hace aproximadamente un mes, «Crea lectura» lleva en emisión desde marzo. Tengo que reconocer que no siempre lo puedo ver en directo, ya que se emite los sábados a las 09:30, sin embargo sí lo veo en Atresplayer TV.

Por cierto, la cabecera es del artista madrileño Zetazen. Rap y literatura se unen en este espacio literario al que deseo una larga vida.

No voy a entrar en si el programa es bueno o no, pero sí diré que me he enterado de novedades literarias, he descubierto autores como Martín Abrisketa y su obra El país escondido, la cual ya he encargado.