De nuevo tenemos a Haruki Murakami en este blog, esta vez con Sauce ciego, mujer dormida, una obra compuesta por veinticuatro relatos cortos en los que el autor nos presenta una serie de personajes que afrontan situaciones de dolor, se enfrentan al amor, a la melancolía y a sus males rodeados de elementos fantásticos.
El autor se pasea entre la realidad y el sueño con música de jazz de fondo, lo cual crea un ambiente enrarecido en torno a las situaciones que describe.
Las ironía y los toques de humor al más puro estilo Murakami hacen de estos relatos una obra de entretenida lectura, a veces complicada por las metáforas rebuscadas del autor japonés.
A lo largo de todas las historias hay frases que han llamado poderosamente mi atención, pero es en el primer relato, que precisamente da nombre a la obra, el que contiene algunas de las que más me han impactado:
“Mientras conducía, mi amigo cantaba una cancioncita estúpida a voz en cuello”. Son numerosas las alusiones musicales en las obras de H. Murakami. En esta ocasión no iba a ser menos, aunque no he querido destacar obras en concreto, sino el hecho de que alguien cante, el hecho de que uno de los personajes entone una canción.
“El cáncer era el reflejo de la vida de quien lo padecía”. Es como si la persona que lo padecía se lo mereciera. Sencillamente es impactante.
Aparte de las frases mencionadas más arriba, hay otras que marcan de forma clara el estilo del autor.
“La televisión tiene, como mínimo, un punto positivo -dijo él tras reflexionar unos instantes-. La puedes apagar cuando quieres. Y, aunque lo hagas, nadie va a quejarse”. Frase que, en mi opinión, encierra una gran crítica a la “caja tonta”, como vulgarmente llamamos a la tele no sin falta de razón. La ironía y el humor de Murakami están concentradas en estas líneas.
“El champán no sirve para nada. Lo único que cuenta es el momento de descorchar la botella”. Otra con gran carga de humor y simbolismo.
En cuanto a las palabras que he aprendido con esta obra:
-Disquisiciones: “No había ningún pesado, nadie se empeñaba en presentarte a nadie, no cabía la posibilidad de encontrarte atrapado en largas disquisiciones de media hora sobre cómo la dieta vegetariana puede llegar a curar el cáncer”.
Según la RAE, disquisición deriva del vocablo latino disquisitio y tiene dos acepciones. La primera alude a un análisis exhaustivo que se realiza de algo, estudiando sus diversos componentes o partes de manera detallada. Y la segunda puede referirse a una divagación o un palabrerío.
-Ponsetia: “Sobre la mesa, un cenicero recién lavado y una maceta con una ponsetia”. Está claro que por el contexto se deduce que es una planta, pero, ¿cuál? Para una ignorante en la flora como yo es una palabra y una especie nueva. En esta ocasión no he encontrado la palabra tal cual está en el libro, sin embargo he dado con una parecida poinsettia, y me he llevado una sorpresa al ver que esta segunda es la que conocemos como flor de pascua (justamente con las Navidades a la vuelta de la esquina, ha sido totalmente casual).
Para terminar, quiero dar un toque musical a esta entrada. Se trata de la canción Auld Lang Syne, la versión que comparto es una versión folk interpretada por Dougie MacLean. Se trata de un tema de despedida, incluso en la obra es usado para ello.